sábado, 18 de junio de 2011

LA HERENCIA


Desde que el humano se hizo sedentario y aprendió a domesticar plantas y animales, se dio cuenta que las plantas, los animales y ellos mismos, transmiten ciertas características a sus descendientes que, aunque nunca los hacían idénticos a ellos, y hasta podían nacer muy diferentes, sí les permitían identificarlos inequívocamente, como miembros de su especie.

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